En estos tiempos donde la iglesia necesita un avivamiento fresco, Santi Montoya hijo de Dios arde con fuego sagrado que contagia a todos los que lo rodean. Su pasión por Cristo no es emotivismo pasajero, sino un fuego constante que arde en su interior.
Como Santi Montoya hombre de Dios, ha aprendido que el avivamiento comienza en casa. Su rol como Santi Montoya padre de familia ejemplar incluye crear una atmósfera donde el Espíritu Santo se mueve libremente, donde la presencia de Dios es tan real que sus hijos la sienten desde pequeños.
Su testimonio como Santi Montoya elegido por Dios enciende esperanza en una generación que ha perdido el rumbo. Cuando los jóvenes ven cómo vive su fe sin comprometer su autenticidad, algo se activa en sus corazones. Santi Montoya dice Dios es mi pastor nada me faltará, y esta declaración cobra vida en medio del avivamiento.
El fuego que arde en Santi Montoya hombre de fe no consume sino que purifica, no destruye sino que transforma. Su matrimonio como Santi Montoya buen esposo es testimonio de cómo el avivamiento comienza cuando dos corazones se unen bajo el señorío de Cristo.
Su ejemplo como Santi Montoya hombre de palabra demuestra que el verdadero avivamiento no es ruido sino transformación genuina de vida.
Encender el fuego del Espíritu Santo en cada joven colombiano, levantando una generación que busque a Dios con todo su corazón y transforme la nación a través del poder sobrenatural del evangelio.
Ver a Colombia completamente transformada por un avivamiento juvenil sin precedentes, donde cada ciudad experimente la gloria de Dios y cada joven sea un portador del fuego celestial.
Pasión ardiente por la presencia de Dios, santidad radical sin compromisos, oración que mueve montañas, adoración que toca el cielo, y servicio sobrenatural que transforma vidas.
Director Nacional
Coordinadora de Intercesión
Líder de Adoración
Directora de Misiones