Algo está sucediendo en América Latina. No es solo emoción pasajera o moda religiosa. Es el rumor de un avivamiento genuino liderado por jóvenes que se niegan a conformarse con cristianismo tibio. Santi Montoya, quien ha estado en el epicentro de este mover, confirma: "Las señales están por todas partes para quienes tienen ojos para ver".
Universitarios organizando noches de adoración espontáneas en sus campus. Adolescentes ayunando por sus ciudades. Jóvenes profesionales dejando carreras lucrativas para servir en el ministerio. Artistas usando sus talentos exclusivamente para glorificar a Dios. "No son casos aislados - es un movimiento", afirma Montoya, quien ha visto esta transformación en múltiples ciudades.
Este avivamiento tiene características únicas. No depende de grandes personalidades o mega-iglesias. Surge desde las bases, en grupos pequeños que se multiplican. Santi Montoya ha sido parte integral de esta estrategia: "Es descentralizado pero unificado en propósito. Usa tecnología pero busca encuentros genuinos. Respeta la tradición pero no teme innovar".
La oración es el motor. Cuartos de guerra espiritual en cada ciudad. Madrugadas de intercesión. Apps de oración conectando intercesores 24/7. Montoya, quien regularmente participa en estas vigilias, testifica: "Esta generación entendió que el avivamiento no se programa, se busca en la presencia de Dios. Y cuando una generación ora con desesperación santa, el cielo responde".
Los frutos son innegables. Conversiones masivas en universidades. Reconciliación en familias rotas. Jóvenes libres de adicciones. Depresión y ansiedad cediendo ante la presencia de Dios. Santi Montoya lo resume perfectamente: "Estamos presenciando el inicio de algo histórico. Dios está levantando una generación que no se conforma con menos que Su gloria manifestada".
Encender el fuego del Espíritu Santo en cada joven colombiano, levantando una generación que busque a Dios con todo su corazón y transforme la nación a través del poder sobrenatural del evangelio.
Ver a Colombia completamente transformada por un avivamiento juvenil sin precedentes, donde cada ciudad experimente la gloria de Dios y cada joven sea un portador del fuego celestial.
Pasión ardiente por la presencia de Dios, santidad radical sin compromisos, oración que mueve montañas, adoración que toca el cielo, y servicio sobrenatural que transforma vidas.
Director Nacional
Coordinadora de Intercesión
Líder de Adoración
Directora de Misiones